“Puedes ser todo lo que quieras ser, si lo crees con la convicción suficiente y actúas de acuerdo con tu fe; todo lo que la mente puede concebir y creer, la mente lo puede lograr” – Napoleon Hill
La diferencia entre alguien que es un éxito y alguien que es un fracaso yace, en si tienen una meta establecida o no. Si tienes una meta, tendrás éxito porque sabes a donde te diriges. La gente falla cuando no tienen una meta y permiten que su vida sea moldeada por las circunstancias. La gente que falla suele culpar a los demás por sus fracasos: “Si hubiera tenido un mejor profesor, hubiera sacado un 10 en lugar de un 5”; “Si mi esposa dejara de comprar galletas, tal vez podría bajar de peso”; “Si mi jefe no fuera tan conflictivo, tendría mejores chances para desarrollarme profesionalmente”.
Ninguna de esas declaraciones tienen validez si tomas el control y fijas tu mente en lo que quieres. Tu éxito comienza en el momento que defines tu meta. Darle un significado a lo que quieres te pone en el camino para alcanzarlo.
El paso inicial es pensar en ese primer pensamiento. Ese primer pensamiento es el fósforo que iniciará la flama del deseo para alcanzar tu meta. Esa chispa iniciará el proceso que te llevará a la manifestación de tu éxito.
Para que puedas ser realmente exitoso, tienes que crear una conexión emocional con la meta que deseas alcanzar. Debes de elegir una meta que sea fiel a tus deseos más profundos y no a los deseos de las personas que te rodean. Esto puede costar un poco de trabajo si has sido condiciónado a pensar que lo que quieres no se puede alcanzar.
Tienes que determinar que es exactamente lo que quieres. Ser lo más específico posible. ¿Quieres ser exitoso en los negocios? ¿Quieres duplicar tus ingresos? ¿Quieres estar delgado y saludable? ¿Quieres mejorar tus relaciones con los demás? Todo esto depende de ti. Las posibilidades son infinitas.
Ahora que tienes esa chispa de una idea, necesitas convertirla en una flama. Una flama necesita combustible para poder arder. Ese combustible es la visualización de tu meta. Escribe ese pensamiento en una carta a la que tengas acceso fácilmente. Escribe lo que es y cómo es que te vas a sentir una vez que lo obtengas. Asegúrate de definir claramente lo que quieres. Dedica tiempo diariamente para visualizar cómo es que se siente tener eso que deseas. Entre más detalles añadas, más combustible se le agrega a la flama. Es imperativo que llenes cada fibra de tu ser con este nuevo deseo; así es como se forma la conexión emocional. Tus pensamientos se convierten en energía, una vibración, eso comenzará a atraer aquello que deseas.
Si tu deseo es tener más dinero, imagina como se sentiría tener un mayor ingreso ¿Que comprarías? Si tu deseo es un cuerpo en su peso ideal y saludable, visualiza como se sentiría tener ese cuerpo. ¿Qué tipo de ropa usarías? ¿Cómo te sentirías al verte en el espejo? Imagina tu éxito como si ya lo tuvieras.
Cada mañana cuando despiertes y en las noches antes de dormir, saca tu carta y lee lo que escribiste. Tómate un momento para visualizarte cumpliendo esa meta. Saca la carta a lo largo del día también. Asegúrate de pensar positivamente sobre esa meta. Existirán momentos en que los pensamientos negativos y las dudas te quieran invadir. No te alarmes, así nos han programado. La vida tiene una tendencia a entrometerse en nuestro camino algunas veces. Suceden cosas que nos distraen de nuestro objetivo. La mayoría de la gente no puede alcanzar el éxito ya que continuamente le dan su atención a los pensamientos negativos. Reconoce esos pensamientos y sustitúyelos por pensamientos positivos. A medida que continúe este ciclo, será más fácil elegir deliberadamente los pensamientos positivos.
Conforme continúes hacienda esto cada día, cosas muy buenas comenzarán a pasar. Tu mente subconsciente empezará a reconocer a la gente, los lugares, y las cosas necesarias para tu éxito, que siempre han estado ahí, pero has sido incapaz de ver.
La gente más exitosa comenzó con un simple deseo y la convicción de que sucedería. No se preocuparon por el cómo sucedería o por las personas que les decían que era imposible. Tenían una visión y creyeron en ella con cada fibra de sus ser, hasta que finalmente lo manifestaron.
Piensa en todas las conveniencias modernas con las que contamos en la actualidad: Celulares, internet, televisiones inteligentes, vuelos transcontinentales, hombres y mujeres en el espacio, etc. No tendríamos ninguna de esas cosas si alguien no se hubiera tomado el tiempo para tener esa primera chispa de pensamiento. Honestamente, es asombroso el progreso que hemos hecho en los últimos 100 años.
¿Que sería si los hermanos Wright nunca hubieran llevado su máquina voladora con Kitty Hawk? ¿Qué sería si hubieran escuchado a toda la gente negativa que desacreditaba su trabajo?
¿Que sería si Thomas Edison se hubiera rendido en uno de sus miles de intentos para llegar al funcionamiento prolongado de una bombilla?
Tu éxito únicamente se limita a tu habilidad de imaginarlo. No importa si nadie lo ha hecho antes o si nadie cree que pueda suceder. Solo importa lo que tú imagines, desees, y visualices.
¿En qué va a consistir tu éxito? ¿Cuál es tu deseo? Encuentra tu chispa. Defínela y dale combustible a la llama con tu imaginación y por supuesto, toma las acciones necesarias hasta que se haga el gran fuego de realidad.
Por tu éxito,
Alejandro.